Manifestantes ucranianos tomaron el sábado el control de la capital y ocuparon la oficina del presidente, en momentos que el parlamento votaba para despojarlo del cargo y celebrar nuevas elecciones. El presidente Viktor Yanukovych dijo que lo sucedido equivale a un golpe de estado e insistió en que no dimitirá.
Después de una agitada semana que causó numerosos muertos y dejó en el aire el destino político de Ucrania, han aumentado los temores de que el país pueda dividirse en dos, el oeste —que se inclina por Europa— y el este y el sur —que tienen fuertes relaciones con Rusia.
El parlamento decidió la liberación de la archirrival de Yanukovych, la ex primera ministra Yulia Tymoshenko, quien se dirigía a Kiev para unirse a los manifestantes y prometió postularse a la presidencia, diciendo que “se asegurará de que ni una gota de sangre derramada se olvide”.
Por su parte, Yanukovych dijo que no reconocerá ninguna de las decisiones de los legisladores. El presidente salió de Kiev para dirigirse a su base de apoyo en el este del país, donde se habla ruso, donde los legisladores cuestionaron la legitimidad de la nueva Legislatura y pidieron que milicias voluntarias mantengan el orden.
“Están tratando de asustarme. No tengo intenciones de irme del país. No voy a renunciar, soy el presidente legítimamente electo”, dijo Yanukovych en una declaración televisada, visiblemente sobresaltado y haciendo largas pausas al hablar.
“Todo lo que está pasando aquí hoy, el vandalismo, los actos delictivos, es un golpe de estado”, dijo. “Haré todo lo que pueda por proteger a mi país de una secesión, para detener el derramamiento de sangre”.
Ucrania, un país de 46 millones de habitantes, tiene una enorme importancia estratégica para Rusia, Europa y Estados Unidos.
Las regiones occidentales, molestas por la corrupción en el gobierno de Yanukovych, quieren relaciones más estrechas con la Unión Europea y han rechazado la autoridad de Yanukovych en muchas ciudades, pero las zonas orientales, donde está la base económica del país, favorecen lazos más estrechos con Rusia y en lo fundamental ha apoyado al presidente.
El movimiento de protesta, que comenzó hace tres meses, surgió por la decisión del presidente de echar atrás un acuerdo con la Unión Europea a favor de relaciones más cercanas con Moscú.
“El pueblo ha ganado, porque luchamos por nuestro futuro”, dijo el líder opositor Vitali Klitschko a una multitud eufórica de miles reunidos en la Plaza de la Independencia de Kiev. Bajo el frío y la fuerte lluvia, los manifestantes, que han presionado durante meses por la renuncia del presidente, se felicitaban y gritaban “¡Gloria a Ucrania!”
“Este es sólo el principio de la batalla”, dijo Klitschko, quien exhortó a la calma y dijo a los manifestantes que no se tomaran la justicia por su mano.
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