Es la primera vez que las reliquias son exhibidas en público.
El papa Francisco oró frente a los fragmentos al principio del servicio dominical y después sostuvo la caja en sus manos durante varios minutos antes de la homilía.
Ningún papa había declarado definitivamente que los fragmentos óseos pertenecen al apóstol Pedro, aunque Paulo VI dijo en 1968 que los fragmentos hallados en la necrópolis bajo la basílica de San Pedro “fueron identificados en una forma que consideramos convincente”.
Algunos arqueólogos ponen en duda esa afirmación.
Sin embargo, la semana pasada una alta autoridad vaticana, el arzobispo Rino Fisichella, dijo que carece de importancia si un día los arqueólogos descubren que los restos no son de San Pedro porque los cristianos han rezado ante su tumba durante dos milenios y continuarán haciéndolo. Las reliquias fueron descubiertas durante excavaciones realizadas en la basílica de San Pedro en los años posteriores a la muerte del papa Pío XI, quien pidió ser sepultado en las grutas donde docenas de papas fueron enterrados.
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